Muchos inversores empiezan a adentrarse en el mundo de la inversión a través de los fondos, en mi opinión es una buena manera ya que permite empezar haciendo pequeñas aportaciones estando diversificados desde el primer momento. Pero como todas las cosas en la vida, tiene sus pros y sus contras.
Una de las ventajas es la diversificación, pues cuando compramos un fondo de inversión por requerimientos legales ya debe estar diversificado en cierto número de empresas, siendo el mínimo alrededor de 20.
Pero cuando uno va indagando sobre los fondos de inversión, puede ver que existen miles de posibles elecciones. Hay muchas gestoras nacionales e internacionales, muchos tipos de fondos (monetarios, renta fija, renta variable, mixtos…) y dentro de cada categoría existen multitud de subcategorías (renta fija corto plazo, largo plazo, corporativa, high yield… y en renta variable global, value, growth, blend, small cap, sectorial, los fondos indexados…).
Es decir, que una herramienta que está ahí para facilitar la vida al inversor, nada más lejos de la realidad, le puede complicar la vida si no tiene las ideas claras, especialmente saber cuáles son los objetivos de ese capital que está dispuesto a invertir.
Para los inversores que buscan la mayor rentabilidad no les queda otra que los fondos de renta variable, que es donde me voy a centrar en este artículo. En muchas ocasiones he visto carteras que a priori parecen muy diversificadas pero que en el fondo no lo están tanto:
Ejemplo 1:
Tengo una cartera de fondos muy diversificada ¿me dais vuestra opinión?, estos son los fondos que llevo:
- Cobas Selección
- Azvalor Internacional
- Magallanes European
- True Value
- Horos Value Internacional
Ejemplo 2:
Me acabo de hacer una cartera de inversión muy diversificada con estos fondos:
- Seilern World Growth
- Fundsmith
- T.Rowe Price Global Growth
- Guardcap Global
- Comgest Growth World
- Morgan Stanley Global Brands
Son dos ejemplos extremos, pero conozco inversores que llevan o bien la cartera del ejemplo 1 o bien la cartera del ejemplo 2.
Al hacer una cartera de fondos, añadir más fondos del mismo estilo no aporta una gran diversificación.
Es más, el inversor experimentado después de muchos años en la bolsa y después de curtirse en mil y una correcciones, mercados bajistas, rebotes, etc. observará que la mayoría de fondos descorrelacionan con mercados al alza, pero la mayoría de veces correlacionan en marcados a la baja (o dicho de otra manera, cuando el mercado cae, todos caen).
Lo que tendría que hacer un inversor es tener claro qué busca para esa parte que va a invertir en renta variable, y por qué escoge unos u otros fondos. Si no lo tiene claro, lo mejor sería invertir en un fondo indexado a un índice global, tipo Amundi MSCI World, y tener exposición a todos los sectores, quitarse el riesgo gestor y las altas comisiones de la gestión activa que en muchas ocasiones no son merecidas.
¿Cómo plantear una cartera de fondos bien diversificada?
La respuesta es sencilla. Y es sencilla porque no hay una respuesta estándar que sirva para todo el mundo.
¿Qué coche me compro? ¿A qué piso me voy a vivir? Estas preguntas van a obtener diferentes respuestas según a quienes vayan dirigidas, y no por ello podemos tachar de incorrectas las respuestas.
Al hacer una cartera de fondos va a depender el objetivo de cada inversor. Pero en general y para dar una respuesta a quienes busquen una cartera diversificada, hay que intentar combinar diferentes estilos de inversión. Buscar gestores que sean buenos en un campo y combinarlos con otros que sean buenos en otro campo y que, en conjunto, nos den una cartera bien balanceada.
Un ejemplo sería coger un fondo de empresas de gran capitalización, globales, con ventajas competitivas. Grandes exponentes en estas categorías son los archiconocidos Fundsmith o Morgan Stanley Global Brands.
Como estos gestores no tienen mucha exposición a mercados emergentes podríamos combinarlos con otro fondo que dé más peso a empresas de países emergentes, aunque las empresas globales siempre tienen exposición al crecimiento de las economías emergentes (si no miren los ingresos de Unilever o Nestlé), uno de los que mejor está capturando el crecimiento a nivel global es el Morgan Stanley Global Opportunity, aunque creo que está en soft close, otro ejemplo podría ser el T.Rowe Price Global Growth o el Comgest Growth World, o incluso valorar un fondo de empresas emergentes como el Capital Group New World o el Federated Hermes Global Emerging Markets.
Con un par de estos fondos tendríamos en cartera cubierto el espectro de empresas de gran capitalización, globales tanto en mercados desarrollados como en emergentes. Así que podríamos pensar en añadir un fondo de empresas pequeñas y medianas, gestoras como Threadneedle y Standard Life tienen muy buenas estrategias en este tipo de empresas.
Estos fondos que he citado tienden hacia empresas de calidad y crecimiento, por lo que la cartera no tendría exposición a empresas más cíclicas o empresas olvidadas por el mercado, el tan denostado value durante la última década. Los fondos tipo value no lo están haciendo bien últimamente, pero hay gente que se siente más cómoda comprando empresas con bajos múltiplos (lo del PER es una discusión aparte que da para llenar el foro), pero cerrando el círculo en esta cartera tipo que estamos montando a modo de ejercicio, fondos como el Harris Associates Global Equity, el Robeco Global Premium incluso el Heptagon Yacktman son fondos gestionados con sensibilidad hacia las valoraciones. Por supuesto, a quien le guste el heavy metal tiene gestoras a las que les gusta el distress y aquí en España tenemos unas cuantas, como Cobas y Azvalor (aunque alguna de estas anunciaron irse a casa si no superaban no sé qué rentabilidades).
El mensaje de este hilo es que a la hora de montar una cartera de fondos no solo basta con hacer una lista de unos cuantos fondos, o comprar los fondos de moda que más han subido el último año (si fuera tan fácil como eso unos cuantos estaríamos retirados ya), hay que entender cómo invierte cada fondo, qué gestores hay detrás, cómo pueden unos llenar el hueco donde otros no llegan, y conseguir de este modo una cartera que se adapte a la forma de invertir de cada uno, y lo más importante, donde unos se sienta cómodo de tal forma que cuando llegue ese momento donde el mercado cae un 10%, un 20% o un 30%, sepamos dónde estamos invertidos y por qué, seguir con nuestro plan de aportaciones y, si podemos, aportar más en esas caídas sin que nos quite el sueño.
Si alguien se anima a exponer sus dudas, seguro que entre todos podemos seguir aprendiendo y conseguimos dar forma a nuestra cartera de fondos.