Mi mujer siempre me dice que tenía que haber nacido en la Familia Grimaldi, y probablemente no le falte razón. Siempre he sentido gran admiración por el lujo, aunque odie consumirlo, por el antilonchafinismo que supone, me encanta ver los productos sinsentido que venden a precios desorbitados, y el cuidado y la delicadeza con que ejecutan sus manufacturas.
Desde luego, los ricos no son tontos, y si pagan fortunas por un bolso, es porque algún valor oculto tendrá. Y en este sentido, al Señor Pinault, dueño de Kering, desde luego, buen gusto nunca le ha faltado.
Kering es un holding parecido a LVMH, con algunas de las marcas más reconocidas del mundo, y con una en particular que me gusta mucho, Puma, la cual está impulsando últimamente con sus patrocionios deportivos, y podría algún día hacerle sombra a la todopoderosa Nike. Otras como Gucci, o Balenciaga son de sobra conocidas.
En los últimos años la empresa ha hecho más de un 200%, y podría parece cara, aunque tiene una capitalización de mercado que es 4 veces menor a la de LVMH, por lo que todavía tiene recorrido para crecer, sobretodo si la clase media-alta sigue creciendo en el mundo.
El Covid ha cercenado el crecimiento de la empresa, que se situaba en el 20% anual aproximadamente. Si bien, se espera que para los próximos años, pueda recuperar esas tasas de crecimiento, con lo que a un PER actual de 22, y vista la situación actual del mercado, es un precio más que razonable.
Además, de todo esto, la empresa reparte dividendo. ¿Qué más podemos pedir??