Dudo que muchas personas puedan decir que perder el trabajo de sus sueños a los 22 años fue lo mejor que les pasó. Para mí, la prueba como banquero de inversiones -y mi posterior despido- fue una enorme curva de aprendizaje. Esta impactante salida me ha servido de base para mi trayectoria empresarial desde entonces. ¿La lección más importante? Construir buenas relaciones te llevará más lejos en la vida y en los negocios que cualquier otra cosa.
Como crecí en Sidney, me incorporé a Price Waterhouse nada más salir de la escuela. Era un cadete universitario que trabajaba a tiempo completo, completando mi carrera, y jugando al cricket de grado. Era un trabajo intenso pero satisfactorio.
Como experiencia formativa, mi etapa de cadete tuvo un valor incalculable. Trabajé en algunas de las empresas mejor gestionadas del país con gente estupenda. Cuando me trasladé a trabajar a un banco de inversión, me encontré con una escena de “perro come perro”. No hay muchos niños que quieran ser banqueros de inversión de mayores, no hay un camino ya labrado. Llegué a una cultura de perseguir el gran dinero, desarrollada a expensas de la creación de un equipo y de la planificación de la sucesión.
Era un chico joven, que no sabía qué opciones tenía. Pero rápidamente me di cuenta, gracias a esta experiencia y a la gente con la que trabajé, de que quería construir una empresa. Mi padre me regaló dos libros: “Piense y hágase rico”, de Napoleón Hill, y el omnipresente “Cómo ganar amigos e influir en la gente”, de Dale Carnegie. Me di cuenta de que en todos mis años de estudio, desde la escuela hasta la universidad, había recibido poca o ninguna instrucción sobre cómo establecer buenas relaciones.
Otra gran revelación fue que si quieres hacerlo bien en algo, busca a alguien que ya lo haya hecho. Con sólo 22 años, decidí publicar mi propio libro, hablando con todos los australianos prominentes que pudiera sobre sus viajes al éxito. Hice más de 3.000 llamadas telefónicas, escribí más de 500 cartas y pude entrevistar a 34 personas. Hablé con ex primeros ministros, líderes empresariales, músicos y artistas. El resultado fue Collective Wisdom: Prominentes australianos sobre el éxito y el futuro.
Lo que ilustra este primer libro es que las relaciones son esenciales para el éxito. Este era un concepto ajeno a los comienzos de mi carrera. Además, descubrí que conocer las experiencias de personas destacadas podía ayudar a otros a identificar lo que querían conseguir. No todo lo que brilla es oro, y mi supuesto trabajo soñado había sido una pesadilla. Podía decidir ser un líder religioso, un gran artista o un multimillonario, pero antes de pasar años persiguiendo una determinada vida, necesitaba conocer la realidad de vivirla.
Volví a la universidad y completé mis estudios de colegiación, hice un máster en fiscalidad y me titulé como agente fiscal. Empecé a trabajar en la primera de tres empresas de contabilidad de tamaño medio. Lo que encontré allí, en distintos grados, era gente muy capacitada técnicamente pero con un interés limitado por el negocio. Los fundamentos de la contabilidad estaban ahí en un alto grado, pero yo quería invertir energía y experiencia en ayudar a las empresas a crecer.
Para hacerlo con éxito, hay que ser bueno con la gente. Hay que contar con prácticas de contratación sólidas que incorporen al equipo a las personas adecuadas y que las coloquen donde mejor puedan aportar valor al negocio.
Fundé Kelly & Partners Chartered Accountants desde cero en 2006. Rápidamente establecimos un equipo diverso de personas con ideas afines antes de que nadie supiera siquiera que existíamos. Quería encontrar empresas con potencial y ayudarlas a ser lo mejor posible. Estoy orgulloso de que hayamos pasado de dos oficinas a 15.
Un poco de autorreflexión de vez en cuando es sano y necesario. La gente suele vivir inconscientemente, sin evaluar las decisiones que ha tomado. Así que decidí que cada siete años publicaría un nuevo libro de sabiduría. En el último aparecen nueve de los inversores más destacados y exitosos de Australia. Ha sido un placer descubrir lo que les hace funcionar y una gran experiencia de aprendizaje para mí.
Nunca ha sido más acertada la famosa cita del empresario estadounidense Jim Rohn. “La educación te hará vivir, la autoeducación te hará ganar una fortuna”.
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator