@Quixote1 ha hablado de la inversión de Munger en Tenneco en el hilo de los 5 tenores. Da la casualidad de que fue un caso que estuve investigando. De hecho en mi último libro (simplifica y conviértete en un gran inversor) expliqué en un capítulo esta curiosa inversión de la que se pueden extraer muchas lecciones. Voy a compartir lo que escribí en su día en el capítulo 9, la paciencia en la inversión.
El segundo ejemplo trata de la inversión que realizó Charlie Munger en Tenneco. Una empresa de piezas de coche comprada en 2000 a 1,5-2$, que terminó vendiendo a 15$. La inversión de pocos millones de dólares se convirtió en 80 millones. Después aportó esa gran suma de dinero al fondo de inversión de Li Lu y este los transformó en 400-500 millones de dólares. Lo interesante de este caso no es solo la enorme rentabilidad obtenida, sino que fue la única idea de inversión que Munger descubrió tras leer la revista Barron´s durante 50 años. Estas son las palabras literales del mítico gestor en 2017:
“I’ve read Barron’s for 50 years. In 50 years I found one investment opportunity in Barron’s, out of which I made about $80 million. For almost no risk. I took the $80 million and gave it to Li Lu, who turned it into $400 million or $500 million. So I have made $400 million or $500 million out of reading Barron’s for 50 years and following one idea…I didn’t have a lot of ideas. I didn’t find them that easily, but I did pounce on one.” Charlie Munger, 2017 Daily Journal Shareholder Meeting
Además de comprar acciones, Munger adquirió bonos de la compañía por si quebraba. Los bonistas son de los primeros en cobrar si la empresa se termina liquidando. Existían sectores no tecnológicos bastante infravalorados a finales de los años 90.
Tenneco era un proveedor de repuestos para automóviles muy conocido. A finales de los años noventa generaba beneficios constantes, sin embargo se enfrentó a importantes obstáculos para el nuevo milenio. Debido a la mala evolución operativa de la empresa, la cotización bajó más de un 80% entre 2000-2002.
Los ingresos permanecían constantes pero el incremento de los costes había provocado una reducción del beneficio operativo desde los 395 millones de dólares de 1997 hasta $92 millones en 2001. Es decir, se habían dividido entre cuatro. La empresa, además, tenía una deuda total de 1520 millones de dólares.
Tras las caídas, la capitalización de la empresa se situó en 80 millones de dólares. Los datos presentados con anterioridad reflejan una situación complicada dado el enorme nivel de endeudamiento, pero a Munger le atrajo esta situación porque en definitiva estaba comprando una empresa de una capitalización de 80 millones de dólares que había conseguido generar casi 400 millones de beneficio en el pasado. El potencial de revalorización era enorme.
Después de leer el artículo de Barron´s, la investigación de Munger sobre las acciones duró apenas dos horas. Tenía algunos conocimientos previos del sector de las piezas de automóvil y creía que el valor de marca que Tenneco tenía a través de su cartera de productos le proporcionaba un cierto margen de seguridad en una industria cíclica. En el sector de piezas de coches es habitual tener esta gran variabilidad en los resultados netos porque no todos los años se venden el mismo número de coches. Cuando hay una situación económica complicada, los consumidores prefieren aguantar con su coche antiguo o comprar en el mercado de segunda mano.
Con esos 80 millones de capitalización, el mercado estaba descontando la bancarrota de Tenneco. Munger sabía que este hecho se podría producir, por eso además de comprar acciones, compró bonos de la empresa a un yield del 35% hasta 2009. Con ese rendimiento tan alto de los bonos y el vencimiento en 2009, Munger conseguiría saldar las pérdidas que le ocasionaría la posible pérdida de valor de sus acciones.
Si la reestructuración de la compañía era un éxito, Munger ganaría mucho dinero. Si por el contrario las deudas eran una losa demasiado grande y el concurso de acreedores la única solución, Munger probablemente no perdería nada. Desde luego no parecía un mal planteamiento.
Tenneco consiguió restablecer sus operaciones y mejorar sus resultados. El beneficio operativo se dobló en dos años y las acciones de Tenecco se multiplicaron. Munger terminó vendiendo sus acciones ya que Tenneco no era una empresa de calidad para mantenerla en cartera durante demasiados años.
El inversor veterano es más partidario de comprar empresas excelentes y conservarlas mucho tiempo, pero una de las características de los grandes gestores es que poseen una mente flexible. Esta capacidad de adaptación es muy necesaria en los mercados porque lo que ha funcionado en el pasado puede que no lo haga en el futuro. El mercado pasa por ciclos y no existe ningún activo que sobresalga en todas las épocas.
“Para ganar dinero con acciones, es necesario tener visión para verlas, coraje para comprarlas y paciencia para mantenerlas. La paciencia es la más rara de las tres” Thomas Phelps. Como dice un proverbio chino: antes de ser un dragón, hay que sufrir como una hormiga.