Una de mis marcas, y por ende empresas favoritas es Peugeot. No porque mi primer vehículo fuera un 106, ni porque creciera viendo el mítico 205 GTI arrasar en el campeonato del mundial de rally, sino por la increíble visión empresarial de un Grupo que ha sabido crecer, y adaptarse al entorno cual caimán en el Pleistoceno.
Todos conocemos los coches que fabrica Peugeot, lo que no conocemos tanto son los más de 200 años de historia que tiene la empresa, lo que la convierte en una de las más longevas del planeta Tierra ( y posiblemente de la Galaxia). A principios del siglo XIX, un tal Jean-Jaques Peugeot, se instaló en un pueblecito llamado Doubs, donde comenzó a fabricar molinillos de café, si habéis odio bien, ese es el “core-business” de Peugeot en sus inicios. Posteriormente, el negocio se fue ampliando, elaborando también molinillos de sal y pimienta, lo que ya requería de una gran complejidad, por lo que incluso desarrollaron sus propias herramientas para elaborarlos, que luego venderían con la enseña del famoso león.
Jean Pierre, uno de sus dos hijos tomó el relevo de la compañía, introduciéndose en el negocio textil, hasta que en 1.885, Armand Peugeot se decide a entrar en el negocio de las bicicletas, que a día de hoy siguen construyendo con éxito, victorias incluidas en la época dorada del Tour de France, cuando todavía no existía ni el dopaje. Fue en 1.889, cuando Armand, y sin saber la revolución que supondría en el transporte, se lanzó a la fabricación del automóvil, movido por la pasión que tenía en el famoso invento de la rueda. Así fue como dio vida al cuadriculo Type 2, que llevaba un motor de la marca Daimler (actual Mercedes-Benz). Ya en 1.929, creo el modelo 201, que sería el equivalente al Ford T al otro lado del Atlántico, y que daría inicio a la mega-industria automovilística que hoy conocemos.
La historia de Peugeot, es una fábula de superación, inquietud, trabajo, innovación constante y adaptación al entorno y a los tiempos. Desde molinillos a vehículos de carreras, pasando por ciclomotores, bicicletas, pianos, instrumentos musicales, prendas de ropa o incluso útiles de jardinería como motosierras o tijeras de podar. El buen empresario ve la oportunidad allá donde existe, y va directo a ella para generar negocio, empleo y desarrollar el capital humano y económico en la sociedad.
No importa si produces naranjas, o cohetes para la NASA, constantemente deberás innovar, buscar nuevas alternativas, escuchar a tus clientes y anticiparte a sus necesidades, porque renovarse cada día es volver a nacer, y da igual reencarnarse en forma de bólido, o de salpimentero…
Modelo 201 de Peugeot (1.929) Fuente: wikipedia
Molinillo de café de la marca Peugeot. Fuente: www.todocoleccion.net