Hola queridos foreros,
Esta vez un poco de historia, las grandes compañías no son solamente del siglo XX ni XXI, siglos antes existió una empresa que en su condición monopolística dominaba el mundo. En este caso era la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas.
La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas (a partir de ahora “La Guipuzcoana”) fue un proyecto de base capitalista e impregnado de las ideas de la Ilustración de la época.
La Guipuzcoana fue una de las empresas más potentes sino la más, que operó en el globo durante el siglo XVIII, dedicándose principalmente a la importación y comercialización del cacao.
El gérmen de la creación probablemente fuese una confluencia de factores. Por un lado parecía que las relaciones comerciales entre España y las provincias venezolanas no parecían ser demasiado fructíferas. Según los registros de la época, entre 1706 y 1724 no salió barco alguno hacia Venezuela, con lo que el comercio entre España y la colonia de Venezuela era casi inexistente.
Por otro lado, la explotación de los recursos naturales en dichas provincias no era lo suficientemente eficiente, y los holandeses e ingleses ejercían el monopolio del cacao revendiendo a los españoles los productos coloniales.
Aparte de ello, holandeses e ingleses poseían el monopolio del comercio del cacao y especias que adquirían en la isla de Curaçao y Barlovento.
Eran tiempos complicados ya que la firma del Tratado de Utrecht puso fin a la guerra de la Sucesión, que supuso para España la pérdida de la soberanía en Países Bajos, y otros lugares.
Felipe V que entró a reinar en 1700 propició en su reinado políticas liberales para fomentar el comercio. Una de ellas, viendo el éxito de actuaciones comerciales similares de ingleses y holandeses, fue la de conceder licencias de creación de compañías mercantiles (cédulas reales). Concedió varias en España y las Indias: la Compañía del Comercio de Barcelona, la Compañía de Honduras, la Compañía de Sevilla, y la Compañía de La Habana. La única destinada a operar en Venezuela era la que resultó ser más exitosa: La Guipuzcoana.
Además, junto con las reales cédulas, Felipe V hizo un esfuerzo en reconstruir la flota naval española, para poder realizar este tipo de actividades comerciales con capacidad de defensa y ataque ante las amenazas de países rivales de la zona.
En los años previos a la fundación un grupo de comerciantes capitalistas de San Sebastián, con gran convicción en las ideas de la Ilustración que tenían un corte liberal, estuvieron barajando la posibilidad de crear una compañía mercantil venezolana-guipuzcoana.
Felipe de Aguirre el secretario de la Junta Foral en Guipúzcoa mantuvo conversaciones con José Patiño, Ministro de Marina e Indias y Hacienda.
Estas conversaciones derivaron en que el conde de Peñaflorida, Francisco de Munibe e Idiaquez en compañía de ilustrados guipuzcoanos, J. Ramón de Arteaga, marqués de Valdemediano, José de Areyzaga y Jerónimo Lapaza, negociantes y marinos, reunidos en San Sebastián, acordaron solicitar de Felipe V la constitución de una empresa naviera, ofreciendo a la Corona “que los gastos de la empresa correrían al cuidado de la compañía constituyente”, fletando barcos de cuarenta a cincuenta cañones que se trasladarán con géneros de España a las costas del mar Caribe.
Si bien los nombres citados no fueron los los accionistas mayoritarios, sí que impulsaron y colaboraron en su fundación.
La Guipuzcoana quedó entonces constituida el 25 de Septiembre de 1728.
El accionariado estaba distribuido entre la Corona con 200 acciones y:
a) el grupo de los comerciantes de San Sebastián, su Consulado y del entorno guipuzcoano; b) comerciantes con sede en Cádiz, directamente relacionada con el factor de la Compañía en aquella ciudad, Santiago de Irisarri y por último, c) gentes residentes en la Corte, fundamentalmente aquellos navarros cuyos negocios y relaciones familiares fueron recogidos por D. Julio Caro Baroja.
Hubo además otro grupo que también se interesó en la nueva sociedad, aunque no figure en la nómina de accionistas, como el formado por algunos comerciantes franceses, holandeses o flamencos. Las varias representaciones en Juntas de accionistas que ejercieron algunos de los asistentes, así lo confirman.
Los puertos en los que operaron fueron en el de San Sebastián, Pasajes, y también en el de Cádiz.
La Guipuzcoana, era el único organismo habilitado para vender productos europeos en la provincia de Venezuela (o Caracas) y exportar productos agrícolas venezolanos a España.
Además La Guipuzcoana pudo comerciar libremente en toda Europa, y a su vez, exportaría productos básicos de hierro a Venezuela.
Según las fuentes, La Guipuzcoana fue la primera sociedad anónima de España participada por accionistas particulares, y el rey de España. La precursora del Ibex…
Esta era su sede en La Guaira (Venezuela)
La junta general de accionistas tenía lugar cada cinco años, y la junta directiva debía componerse de cinco personas, cada una de ellas con un sueldo de 5000 pesos anuales, con los requisitos previos de ser al menos dueños de diez acciones, marinos de profesión y no familiares entre sí.
Y hablando de accionistas, uno de los accionistas de La Guipuzcoana fue el almirante Blas de Lezo y Olavarrieta. Nacido en Pasajes San Pedro, y cuya batalla donde salió victorioso ante los ingleses en Cartagena de Indias fue lo que determinó que el español sea hoy uno de los idiomas más hablados en el mundo.
Las acciones que poseía serían igual que esta pero con su nombre
La Guipuzcoana que tuvo hasta 1752 su sede en San Sebastián, y a posteriori pasó a Madrid, fue la compañía mercantil por acciones de mas larga duración en el siglo XVIII.
Llegó a movilizar 150 mil toneladas de bienes entre los cuales destacaron el cacao y tabaco, y tuvo el poder de fijar los precios…
En el fondo, era un monopolio al amparo y mandatos del Rey, aunque fue la primera empresa que emitió acciones en España.
Llegó a prosperar de tal manera que en esos tiempos financió la construcción en San Sebastián la Iglesia de Santa María del Coro, culminada en 1774, aún de pie, y situada en el cruce de las calles 31 de Agosto y Mayor.
Se podría decir que esta iglesia es consecuencia de la primera compañía mercantil española por acciones.
Y con esto acabo mi intento de breve escrito sobre unos hechos y actores relacionados con las acciones y el teforras correspondiente, según el entendimiento propio del contexto de la época donde se desarrollaban.
Poder tener acciones en esa época de una empresa poderosa era cualquier cosa menos accesible a cualquier persona que quisiera invertir en la misma.
No soy un experto en Historia, y es posible que algunas cosas no tengan un rigor suficiente. En cualquier caso, siempre queda la opción de la investigación propia al que le interese profundizar.
Espero que os haya gustado. Creo que la historia de esta compañía no es muy conocida y creo que es interesante ponerla de relieve.
Un saludo
Por último cito algunas fuentes, en las que me he basado para escribir el tema. He de decir que en la lectura de las mismas me he encontrado algunas ligeras contradicciones, como por ejemplo el capital social constituido (de ahí que haya puesto la captura de la biblioteca virtual de Cervantes que presupongo que es la fuente más fidedigna), por ejemplo.